El Biofuncionalismo Orgonómico propone que la Percepción del hombre ha evolucionado desde sus orígenes hasta hoy.
La Percepción es el vínculo que el ser
humano tiene con sí mismo y con su entorno.
Es a través de su función que llegan a nosotros los estímulos del entorno, de
las sensaciones y de las emociones que tenemos en el cuerpo. Es decir, es por
medio de la Percepción que sentimos la “vida” en nuestros cuerpos.
“Percibir es sentir, vivenciar, contactar.
Sentimos nuestro entorno y nos sentimos
a nosotros mismos. (…) A medida que vamos percibiendo vamos también
interpretando, significando, explicándonos lo percibido.”
El artees una expresión inherente al hombre. El ser humano ha ido plasmando en distintas formas artísticas,
la Percepción de sí mismo y de su mundo desde su aparición en el planeta. Sus
intereses, sentimientos, sensaciones y comprensión del mundo, han ido tomando
diferentes formas expresivas configuradas por el estadio perceptivo de cada
etapa de su desarrollo natural.
Podemos acordar que el ser humano sólo puede
expresar aquello que percibe. Por lo que en este texto trataremos de ir descubriendo
la impronta de las etapas de la evolución de la Percepción humana en el arte.
Orgonomía, Biofuncionalismo y
Percepción
Para poder profundizar
la comprensión de las diferentes expresiones artísticas desde la visión del
Biofuncionalismo, es necesario dar un breve contexto teórico al cual referirnos
llegado el momento.
La Orgonomía
es una ciencia natural fundada en las leyes funcionales del Orgón. Fue creada
por el Dr. Wilhelm Reich (1897-1958), médico psiquiatra y psicoanalista.
El Orgón es la
energía cósmica primordial y posee leyes funcionales que la rigen, capaces de
ser verificadas según los métodos de investigación registrados por su
descubridor.
A finales del
S XX, Alberto Díaz Goldfarb y Liliana Elsa Luque inician un nuevo desarrollo en
la Orgonomía: el Biofuncionalismo.
Esta teoría tiene como fundamento e incluye, al Psicoanálisis y a la Orgonomía.
Su objeto de estudio es la Percepción como cualidad de la energía Orgón.
Para la
cultura la percepción es aquella que poseemos a través de los cinco sentidos,
pero para el Biofuncionalismo sólo es así en los adultos.
El ser humano
nace con una Percepción en términos de totalidad.
Es a la largo del aprendizaje del lenguaje y de las normas culturales, que la
percepción va siendo introyectada en el cuerpo: “Desde un sistema perceptivo
unitario como es el del recién nacido, el ser humano pasa progresivamente a un
sistema perceptivo discriminante y discriminado, donde los cinco sentidos
(vista, oído, gusto tacto y olfato) van especializándose a medida que se
separan entre sí.”
La percepción
del bebé es “(…..) unitaria y global. Si bien, los sentidos están físicamente
desarrollados, no funcionan independientemente unos de otros. Esto es así pues
funciona orgonóticamente como una unidad.”
Su campo energético y su cuerpo pulsan conjuntamente y los estímulos del
entorno le producen sensaciones que le recorren libremente en su totalidad. El es aquello que lo estimula: su mamá, el
perro, su juguete. Esta etapa inicial del desarrollo humano es denominada por
el Biofuncionalismo como Ámbito Biológico o Perinatal.
Durante el crecimiento,
la energía que corría libremente va siendo detenida en distintas partes del
cuerpo, siendo metabolizada como emociones. “El desarrollo evolutivo del niño
impone la inclusión de nuevos estímulos en el contacto con su entorno, así como
la respuesta motriz a esos estímulos. Primero en el vínculo con su madre y
progresivamente en los demás vínculos, el niño se irá expresando a través del
movimiento. Esta descarga motriz (cada
vez más compleja) involucra a la musculatura estriada, a través de la cual irá
pudiendo expresar sus emociones (ira, miedo, angustia). (…). A este ámbito
caracterizado por el movimiento expresivo lo hemos denominado "Ámbito
Emocional (…). “. Así el niño se vincula con
su entorno a partir de lo que siente, y al mismo tiempo se reconoce separado de
éste por las emociones que contiene en su cuerpo.
Paralelamente
al aprendizaje del lenguaje, el niño comenzará a desarrollar su capacidad
simbólica. “En su crecimiento, el niño comenzará a ponerle nombre a sus
sensaciones, a las cosas, a su mundo. Buscará una palabra que represente
aquello que siente. Así, la simbolización cumplirá la función de asir y
explicar la realidad.” Esta
es la etapa denominada Ámbito Simbólico.
Así el ser
humano va introyectando el mundo dentro de sí en símbolos, e irá vinculándose
con el medio desde ellos. Dado que éstos se constituyen en alguna circunstancia
de la historia personal del individuo, quedan asociados a los valores y
emociones experimentados en la misma. Tanto, que ante las circunstancias gran intensidad
emocional a lo largo de su vida, un adulto reaccionará según éstos registros de
su historia personal y no necesariamente a los estímulos reales de lo actual.
Este proceso,
desde una percepción global sin una diferenciación yo-no yo del entorno hasta
una percepción encapsulada en los cincos sentidos filtrada por la historia
personal; es el desarrollo de un yo incipiente a un yo maduro. Para la
Orgonomía la maduración yoica es idénticamente funcional a la completud del
desarrollo de la capacidad simbólica.
El
Biofuncionalismo explica esto desde el punto de vista corporal. Hace una
diferenciación entre cuerpo y organismo: “En nuestra terminología biofuncional
hemos diferenciado cuerpo de organismo por considerar que el organismo es el
aspecto genérico que define al hombre como un ser humano, mientras que el
cuerpo es la modalidad individual de ese organismo, regido por un yo que lo
particulariza, que le da un carácter y que lo hace peculiar.”
Es en el
nacimiento que el organismo del bebé se particulariza en función de su
experiencia. Reaccionará de una manera singular a los toques, temperatura,
ingreso a la gravedad, etc; experiencia que queda registrada en su organismo.
Este registro es la base de la constitución de un incipiente yo. En su
crecimiento el nuevo ser irá impregnándose de las pautas culturales, y su
intelecto irá construyendo una idea de sí mismo y del mundo a través de su
historia personal, constituyendo un cuerpo.
El cuerpo de
un adulto es un organismo impregnado de símbolos culturales. Dado que los
símbolos secuestran porciones de energía, un cuerpo ya saturado de ellos va
perdiendo la vitalidad que le otorga el libre correr de energía orgón. Esta es
la etapa que la cultura define como vejez o tercera edad.
La evolución
de la Percepción humana
Alberto Díaz
Goldfarb plantea que es posible que el ser humano haya
evolucionado a través del tiempo, desde sus orígenes y hasta nuestros días. “No
podríamos decir que el homo sapiens de las civilizaciones antiguas y el homo
sapiens de nuestra era tecnológica son lo mismo. Así, la percepción humana a
través del cuerpo también ha sufrido las alteraciones impuestas por esta
evolución.
En términos
generales decimos que el hombre fue transitando por diferentes estados
perceptivos propios de cada época, en un desarrollo funcional y creciente capaz
de brindarle una aproximación cada vez más integral y acabada a las dos
entidades que definen su existencia, esto es, lo temporal y lo eterno. A través
de esta evolución, el organismo, representante vital de lo eterno, se fue
modificando a través del cuerpo, receptáculo del yo y por ende representante de
lo temporal."
Decíamos más
arriba que el hombre plasma su percepción de sí mismo y del mundo en sus obras.
Siendo esto así, necesariamente debe verse reflejado en el arte de cada época.
Es quizás necesario aclarar que la
evolución de la percepción humana es un hecho natural, en el que las
transformaciones se fueron dando paulatinamente con un ritmo cósmico. Seguramente ha habido saltos
evolutivos cuando ciertos estadios habían logrado su masa crítica y pudiendo
decantar la nueva etapa.
Iniciaremos
esta exploración con la expresión visual del hombre primitivo.
Arte del
hombre paleolítico
Dice Díaz
Goldfarb que en tiempos iniciales del hombre, éste pulsaba con la
naturaleza. Es decir, no poseía conciencia de sí como ser separado. “Aquella
fusión con el entorno marcó una modalidad perceptiva que por sus
características puede ser asociada al estado primario o perinatal del
aparato psíquico, objeto de estudio de nuestras investigaciones.”
Cueva de Las Manos, Argentina
Los
testimonios artísticos más antiguos del hombre son las siluetas de manos en
diferentes cuevas del mundo. Son huellas de manos obtenidas soplando pintura
sobre una mano apoyada sobre la piedra. Estas imágenes
son desde el punto de vista semiótico “íconos indiciales”. Según Pierce este
tipo de imagen posee una relación de continuidad con aquello que representa. Son signos visuales que poseen
una conexión física real con el referente.
En la mayoría de lo que llamamos
pinturas, el tipo de imágenes utilizadas son “símbolos”: íconos que están
en lugar de un objeto al que representan. Es decir signos que están separados de
lo referido, suplantándolo y
convocándolo.
Por lo que si
acordamos con que el hombre puede plasmar sólo aquello que percibe, podríamos
entonces conjeturar que éste podría ser un registro visual de la época en la
que el hombre aún no se percibía discriminado de la naturaleza: no podría
pintar algo independiente de él pues él mismo aún no estaba separado de aquello
que lo contenía.
El siguiente
testimonio artístico del hombre del Paleolítico son las bellísimas pinturas rupestres.
El hiato entre las huellas de las manos y las primeras representaciones de
animales en la Edad de Piedra es inmenso y es total la falta de registros de la
transición entre las dos (…).”
Cueva de Lascaux
Decíamos que
el bebé es lo que percibe, fusionado
energéticamente con el objeto. Desde este punto de vista los hombres del
paleolítico guarnecidos en cuevas a causa de la glaciación, podían pintar
aquellas hermosas pinturas pues ellos eran los animales: sentían sus
movimientos, su fuerza, su potencia, su elasticidad, vibraba su cuerpo con
ellos. Esto puede apreciarse en la gran vitalidad de las maravillosas
imágenes de las cuevas de Altamira, de Niaux, de Monte el Castillo, Drakensberg
Park, etc.
Cueva Tito Bustillo, España
Cueva de Lascaux, Francia
Dado el
estadio evolutivo de su Percepción, aquellos hombres tenían necesariamente gran
movilidad energética, y por lo tanto gran flexibilidad corporal con movimientos
armónicos, elásticos. Es posible comprender entonces que aquellos seres primitivos
fuesen capaces de pintar con delicada y armoniosa sinuosidad líneas y formas.
Las pinturas rupestres paleolíticas hacen sentir que las imágenes poseen vida
en sí mismas.
Cueva de Tin Taghirt, Argelia
Se supone que
la función de estas pinturas era mágica, una acción real para cazar al animal.
Dice Arnold Hauser
que posiblemente la calidad visual era la trampa en la que caía el animal. Y
continúa “la característica más peculiar de los dibujos naturalistas del
Paleolítico es que ofrecen la impresión visual de una manera tan libre y tan
pura, tan libre de añadidos o restricciones intelectuales, que hasta el
impresionismo moderno no es posible encontrar un paralelo en el arte posterior.(…) Los pintores del Paleolítico eran
capaces de ver simplemente con los ojos, matices delicados que nosotros sólo
podemos descubrir con ayuda de delicados instrumentos científicos”.
Cueva de Niaux, Francia
El Biofuncionalismo
comprobó que una Percepción libre de obstáculos posibilita una total atención
sobre el objeto. Esto da luz sobre la aguda capacidad de observación que
manifesta el conocimiento sobre los animales pintados. Como así también el aprovechamiento de los
volúmenes de las paredes de piedra; el acertado uso del tratamiento superficial
de los únicos dos colores que usaban; como
puede observarse en el área policroma de las Cuevas de Altamira.
Cuevas de Altamira, España
Es también
testimonio de esta atenta observación y sensibilidad la pintura del pequeño
antílope de Drakensberg Park. Es conmovedor la vulnerabilidad del joven
animal que está vívidamente presente en la pintura.
Drakensberg Park, Sudafrica
Para terminar,
dice el texto del sitio web oficial del Museo de la Cueva de Altamira: “Cuando
visité por primera vez Altamira pensé, ha sido como volver al origen, que es el
sitio más fértil. Creer que el arte ha avanzado mucho desde Altamira a Cézanne
es una pretensión occidental, vana. Miquel
Barceló.”
Arte del hombre del Neolítico
El
Biofuncionalismo plantea que en algún momento y por alguna causa desconocida,
el hombre se separó del fluir de la naturaleza, y “su atención se centró en la
capacidad de percibir y percibirse a sí mismo” siendo
esto el posible origen de la capacidad intelectual. Una huella de la obtención de la conciencia de sí, es que comienza a aparecer representado el hombre.
Barranco de Valltorta, Castellón, España
Toda aquella
conexión vital del hombre Paleolitico con la naturaleza, y su consecuente sensibilidad
y observación del entorno desaparecen en el Neolítico, “(…) en el cual el
hombre sustituye la inmediatez de las sensaciones por la inflexibilidad y el
estatismo de los conceptos.”
Esta cita
expresa de manera clara lo que se siente al observar las imágenes neolíticas. Y
también da testimonio para la hipótesis de que en esta etapa el hombre ya se ha
separado perceptivamente de la naturaleza, y posiblemente comenzara a observar
y explicarse su entorno desde un intelecto. Si bien seguramente éste era
básico, la expresión artística neolítica muestra la falta de conexión sensible
que sucede al perder la ligazón energética con el contexto vital.
Esta
transformación de la experiencia directa y sensual del mundo paleolítico al
pensamiento y la interpretación neolítica, se plasmó en la transformación de representaciones
realistas impregnadas de vitalidad a imágenes
de un formalismo rigidizado con uso de signos, de símbolos y de idealizaciones
de ese mundo. La pintura pasa a caracterizarse por su esquematismo y por su
marcado carácter simbólico.
Venus de la cultura Cucutemi, zona de Ucrania, Moldavia, Rumania.
Mientras el
hombre estaba integrado al fluir natural, se relacionaba con lo desconocido a
través de la magia. En ésta su atención estaba puesta en la observación del
entorno del cual dependía para su subsistencia. Con la separación del flujo de
la energía de la naturaleza y de la posible aparición de un intelecto, se
inicia la práctica del animismo pues, seguramente, su autopercepción le
indicaba una división entre su pensamiento y su cuerpo. Por lo que también su
realidad queda escindida según una realidad visible y un mundo espiritual
invisible, un cuerpo mortal y un alma inmortal. Así el hombre neolítico pasa a
vivir según una realidad cotidiana y una suprarealidad con la que intenta
comunicarse a través de ritos. Esta dualidad en que quedó sumergido el hombre, se
expresa en la aparición de un arte sagrado y otro profano.
El arte
profano son los objetos utilitarios: la cerámica, las herramientas de piedra
pulida, etc. El arte sagrado las
estatuillas asociadas a los ritos, y los monumentos megalíticos con
funciones funerarias y observatorios
para realizar mediciones celestes.
Estatuillas de la cultura Cucutemi
Por otro lado,
el control del medio que posibilita el intelecto permitió al hombre Neolítico independizarse
del azar, e iniciando el camino del control de la naturaleza, fue constituyendo
la previsión organizada de la vida: desarrolló la agricultura y pudo acumular
alimento, hecho asociado al surgimiento de la cerámica.
La salida de la
glaciación el hombre salió de las cuevas y comenzó a aumentar la población. Fue reuniéndose en
pequeños poblados, se dividió en clases sociales y en trabajo
masculino y femenino.
Arte del hombre de
la Edad de los Metales y Mundo Antiguo
Se denomina así pues
el hombre comienza a descubrir los procesos metalúrgicos.
En la Edad de los
Metales los cambios iniciados en el Neolítico se acentúan.
Las fases iniciales
comienzan antes del V milenio a. C., en el Próximo Oriente (Turquía, Siria y
Mesopotamia) y en los Balcanes (Yugoslavia, Bulgaria y Rumania).
La evolución de las culturas en la Edad de los Metales fue dispar.
Mientras en algunos lugares la cultura metalúrgica dio paso a la escritura y de
la Historia; otras quedaron detenidas en la Prehistoria durante mucho tiempo.
En Europa meridional,
Micenas, Creta y Grecia, con orígenes neolíticos llegaron a desarrollar una civilización refinada con escritura
propia. En el norte europeo, el pueblo más conocido fue el Celta.
Estatuilla Celta
En esta etapa muchos poblados se fueron transformando en ciudades,
siendo el origen de las grandes culturas del mundo antiguo.
Las piezas metálicas continúan con decoraciones basadas en lo
geométrico, y figuras con formas sintéticas.
Vasija, Edad del Hierro, Zaragoza, España.
Estela antropomorfa, Edad del Hierro, Zaragoza, España.
Estatuilla, Edad del Bronce, Servia.
Decíamos antes que en el
Neolítico el hombre se separó del fluir energético de la naturaleza. Esta maniobra
implicó que el ser humano como especie
pasó a sostener un monto propio de energía. Pero esta no fue sustentada
individualmente sino en grupos, en tribus. Desde el punto de vista Biofuncional
esto significa que poseían una conciencia comunal, no individual.
Dice Díaz Goldfarb: “En los tiempos anteriores a la era cristiana, la
Percepción humana carecía de un límite definido entre el yo y el no yo. En
otras palabras, el cuerpo como representante yoico no se distinguía demasiado
del organismo como representante del hombre universal. La individualidad no
era, por tanto, el rasgo característico de entonces, y el hombre se definía más
por su pertenencia a la raza o a la tribu que por sus particularidades
personales.”
Necesariamente este estadio
perceptivo dejó una impronta, y ésta puede ser detectada tanto en el arte
sagrado y como en el profano. A la luz de este conocimiento puede verse que las
imágenes son genéricas dentro de las comunidades. No existen piezas de
expresión artística personal. En el arte decorativo las aplicaciones icónicas
son características de la comunidad que las produce. Las estatuillas usadas en
rituales tampoco presentan particularidades significativas.
Es muy interesante observar que
aún en culturas muy desarrolladas, las imágenes de los frescos de los palacios
no presentan particularidades. El hombre representado posee el mismo cuerpo, el
mismo rostro, la misma actitud corporal.
Esto es muy claro en el arte egipcio.
Fundición de cobre en murales funerarios egipcios
Pintura al fresco procedente
de la tumba de Djeser-Kere-Somb, en Tebas
La interpretación sobre el origen
del canon egipcio en la representación de las imágenes podría ser quizás reconsiderada.
Podemos plantearnos que tal vez la razón haya sido el estadio perceptivo que
poseía el hombre en ese momento, y no una ley dictada ex profeso por los
faraones.
En Creta sucedía lo mismo y no se
habla de una norma emanada desde un cierto poder comunal. Aunque las imágenes
usadas tenían una gran vitalidad, existía una forma única en su concepción, y
la naturaleza y seres humanos eran representados de manera genérica, sin
singularidades.
Damas en azul, fresco del palacio de Knossos, Creta
Fresco del palacio de Knossos, Creta
Dice Díaz Goldfarb que hombre anterior al
cristianismo no experimentaba "una clara discriminación entre mundo
interno y mundo externo."
Surge entonces como significativo que
los templos anteriores al cristianismo no tenían un espacio interior. La comunidad que se reunía por fuera de los
templos a realizar los ritos a sus dioses.
Arte del hombre romano
La cultura romana fue el contexto cultural donde se manifestó el Cristianismo, en el periodo de la Roma Imperial.
El Cristianismo surge con la decadencia del imperio romano.
El arte romano tuvo influencias etruscas y principalmente griegas.
Fue caracterizado por ser material, concreto, bello y al servicio del estado.
En la expresión
artística romana puede adivinarse que el desarrollo perceptivo continúa. Surge una tipología inexistente hasta
el momento: retratos de personalidades de la comunidad. Estas pinturas
y esculturas presentan las singularidades físicas de los rostros.
Retrato de Calígula
Retrato de Cicerón (3 de enero de 107 a. C)
Otra registro que atestigua
posiciones individuales respecto del mundo, son los grafitis. En las excavaciones
arqueológicas de Pompeya, sepultada por la erupción del volcán Etna en el año
79, se encontraron innumerables grafitis con opiniones de toda índole.
Arte del hombre Cristiano
El Biofuncionalismo nos explica
que “La era cristiana
marca el comienzo de un nuevo modo perceptivo signado por una mayor
diferenciación yo-no yo, es decir, por una mayor individuación. El sujeto
comienza a desarrollar consciencia de sí, lo que en términos bioenergéticos
significa la posibilidad de reunir en sí mismo la totalidad de su energía vital
-anteriormente dispersa en la tribu y mediatizada a través del espíritu de
grupo-. Se inicia así la era de la individuación y de la autoconsciencia.”
Refiriéndose a la
etapa de surgimiento del cristianismo Díaz Goldfarb dice que “Aquí comienzan a
vislumbrarse los tres estadios que más tarde distinguirán al aparato psíquico.
El ámbito perinatal, lo indiferenciado, irá evolucionando hacia lo emocional,
es decir, ciertos montos de energía que antes no tenían la posibilidad de ser
tolerados como discriminados de la totalidad serán ahora contenidos en
diferentes zonas corporales. El sujeto podrá percibir su cuerpo como diferente
de la totalidad y de los demás individuos gracias a la emoción
contenida.
A su vez, la permanencia del espacio emocional irá generando las condiciones
para la internalización de símbolos, esto es, de las representaciones de
la realidad en el interior del organismo.”
El arte paleocristiano vuelve a introducir el expresionismo en la
imagen artística. Ahora los retratos de gentes comunes poseen carga emotiva.
Los ojos pasan a tener gran importancia en la imagen, sugiriendo “un secreto
interior”.
Volviendo sobre la teoría Biofuncional, es pertinente explicar lo
siguiente. El origen del yo en el hombre se establece en el nacimiento. En el
momento del corte de cordón el bebé debe realizar una maniobra vital: “El flujo
energético interrumpido por el corte del cordón umbilical busca
desesperadamente re-ligarse y, no pudiendo hacerlo, encuentra su primer objeto
de catexis (carga), (…) el propio cuerpo.” Es decir, el cuerpo así
particularizado es el primer símbolo, el primer afuera. Es por esto que tenemos
un espacio interno que permite diálogo con nuestro propio yo.
Las representaciones en las paredes de las catacumbas muestran una
disminución de la importancia del mundo exterior. Los animales, las plantas,
los paisajes, pasan a estar sustituidos por
decoración abstracta de líneas y colores. Esto parece realzar la importancia
del mundo interior.
También en los frescos de las catacumbas aparece el uso del
símbolo. Jesús era representado por un pez. Los cristianos se negaban a reconocer el carácter divino del
emperador, por lo que fueron perseguidos. Para reconocerse entre sí utilizaban símbolos, protegiéndose de sus enemigos.
Panes y peces
Es también en esta época que los templos comienzan a tener un espacio
interior donde la comunidad se congrega, ahora para orar individualmente y
hacia dentro con su Dios.
El arte paleocristinao no busca
la belleza; asume una función religiosa y didáctica. Las imágenes pasan a ser
valiosas por su significado. Es una iconografía con sentido simbólico y
expresivo, una propuesta nueva del hombre, en la historia de su desarrollo natural.
Eward Hall ha planteado
que el error de las interpretaciones realizadas sobre el arte de épocas pasadas
es que fueron realizadas en función de la escena contemporánea.“Que el hombre actual está excluido para siempre de la plena experiencia de los
mundos sensoriales de sus antepasados”.
La teoría Biofuncionalista brinda un conocimiento que posibilita integrar
nuestra Percepción a nuestra interpretación intelectual, fusión clave para la
comprensión del Arte del pasado y el contemporáneo.
Mónica Raiberti